La regulación emocional es un proceso por el cual las personas podemos observar, evaluar y modificar nuestros procesos emocionales con un objetivo.
Este proceso puede ser adaptativo o puede ser disfuncional. En este último caso, se ha observado que este proceso es crucial en diversos problemas de salud mental, como en la sintomatología depresiva, en el abuso de sustancias o en las dificultades relacionadas con las conductas alimentarias.
Algunas de las habilidades específicas de la regulación emocional son: identificar y etiquetar emociones, entender las funciones de las emociones e identificar obstáculos para cambiar esas emociones.
- Para identificar y etiquetar emociones: primero debemos pensar en la situación que la ha desencadenado, los antecedentes (es decir, la experiencia previa), la sensación física que hemos experimentado, la conducta que ha activado la emoción y el efecto que ha podido tener la emoción en otras áreas.
- Para entender las funciones de las emociones podemos empezar por pensar si esa emoción me está avisando de algo sobre mí mismo/a y qué reacciones puede provocar en los/las demás.
- Es necesario también pensar en si hay algo que está aumentando la intensidad con la que experimento emociones o reduciéndola, así como explorar si puedo estar evitando ciertas emociones por considerarlas desagradables.
Este es un simple resumen de un proceso que requiere tiempo y dedicación y que no siempre resulta fácil. Si tienes dificultad identificando tus emociones actuales o crees que puedes estar experimentando desregulación emocional, puede ser necesario pedir ayuda.
Recuerda que las emociones, todas ellas, son buenas, ya que nos dan información y motivan nuestra conducta.