Los ritmos circadianos son procesos biológicos que se repiten cada 24 horas aproximadamente siguiendo ciclos. Un ejemplo conocido es el ciclo vigilia sueño, pero hay otros procesos que siguen esta ciclicidad como puede ser nuestra temperatura corporal.
Hay factores que pueden influir en los ritmos circadianos como: la edad, la exposición a la luz solar o ser matutino/a o vespertino/a.
Esto último es importante porque puede ayudarnos a organizar nuestro día y a ser más productivos/as. Las personas matutinas estarán más activas durante las primeras horas del día y las vespertinas lo estarán durante las últimas.
Vivimos en una sociedad organizada por lo general de manera matutina y las personas vespertinas deben adaptarse en muchos casos. De la misma manera, quien trabaje en turnos rotatorios puede experimentar dificultades, ya que debe adaptarse a un nuevo ritmo cuando su cuerpo aún no se ha habituado al anterior.
Es importante observarnos y conocernos para repartir lo que tengamos que hacer a lo largo del día de la manera más compatible con nuestros procesos biológicos posible y en casos ideales, buscar ocupaciones o turnos que encajen con nuestros ritmos circadianos.
Aprender a observar las sensaciones y reacciones de nuestro organismo es una tarea más complicada de lo que parece, pero fundamental en la búsqueda de nuestro bienestar.