Cómo reducir el estrés en nuestro día a día.
El término estrés es usado de diferentes maneras, pero en general podemos definirlo como la serie de cambios físicos y psicológicos que se producen como consecuencia de una experiencia activadora. En los últimos dos años, a los estresores personales se han añadido una serie de situaciones sociales más globales que han podido aumentar el nivel de alerta que experimentamos en nuestro día a día.
Así, hay personas que no pueden evitar pensar a lo largo del día en las consecuencias de la pandemia, en los conflictos internacionales actuales, en los cambios económicos, etc. mientras otras personas ven estas noticias, piensan en ellas mientras las están escuchando y a continuación siguen con su día, es decir, solo se activan ante la presencia directa del estresor.
En un ejemplo más cotidiano, si tenemos una presentación/examen/reunión que nos genera nervios e incertidumbre la próxima semana, en muchos casos empezaremos a experimentar esa activación, e incluso malestar, desde el momento en que conocemos que tendrá lugar, así, podemos pasarnos varios días, una semana o incluso más tiempo pensando en ese evento y sintiéndonos mal por ello (pensamientos comunes serían que va a salir mal, que no vamos a poder expresarnos como queremos, que vamos a suspender/nos van a decir que hemos hecho algo mal). Hay otras personas que empezarán a pensar en el evento y a activarse cuando ocurra realmente y ni siquiera creerán que vaya a salir mal de manera previa o sin pruebas de que vaya a ser así.
Períodos más prolongados de estrés estarían más relacionados con problemas de salud, por lo que nos puede interesar saber cómo pasar del primer caso al segundo.
Si analizamos estos pensamientos por un lado podemos ver que son suposiciones sobre cosas que pueden suceder en el futuro y en otros casos rumiaciones sobre cosas que sucedieron en el pasado.
Una técnica que puede resultarnos útil es prestar atención a esos pensamientos y sin juzgarlos, volver a traer nuestra atención al momento presente, a lo que estemos haciendo en ese preciso instante (conducir, comer, leer, etc.). Puede que solo lo consigamos unos pocos segundos y que vuelvan los pensamientos estresantes, en ese caso tendremos que repetir la técnica. Cuanto más practiquemos, más sencillo nos resultará ese cambio en la atención y hay que tener en cuenta que en esos momentos estaremos consiguiendo reducir la activación de nuestro sistema inmune, por lo que es una técnica que puede proporcionarnos múltiples beneficios.